He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer, no he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé, no fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplico a las simétricas porfías del arte que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona, siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.
J.L BORGES
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